Al llegar al final de este año, recuerdo que Dios nos habla a través de lo cotidiano, de lo simple, de lo que está justo delante de nuestros ojos. Tolstói decía: “Lo más difícil de todo es ser capaz de ver lo que está delante de tus ojos”. Y ese es mi deseo para todos nosotros en 2026: que podamos reconocer a quien tenemos al lado, que aprendamos a disfrutar el presente, a vivirlo con gratitud, a mirar y vivir con atención, y también a aceptar la verdad —aunque duela—, porque a veces nos negamos a verla.

Quiero agradecer a quienes me acompañaron en redes esta temporada en el Calendario de Adviento del Perdón.

Que este nuevo año nos encuentre más presentes, más compasivos con nosotros mismos y con los demás. 

Quiero compartir este texto que he traducido de Nadia Bolz-Weber, que me encanta:

 

Perdónense.
Perdónense por no haber aprendido italiano.
Perdónense por sus peores momentos como padres.
Perdónense por todas las veces que no se defendieron a sí mismos.
Perdónense por lo que tuvieron que hacer para sobrevivir.
Perdónense por las cosas que hicieron cuando aún no tenían la sabiduría para hacerlo mejor.
Perdónense por las veces en que fueron voluntarios, pero se sintieron como víctimas.
Perdónense por entregar pedazos de su corazón a cosas, personas e instituciones que nunca pudieron amarlos de vuelta.
Perdónense por la envidia que sienten cuando ven en redes sociales a otros lucir increíbles, hacer cosas increíbles, tener vidas increíbles. Les prometo que, en su mayoría, no es tan real como parece.

Y si hoy están ansiosos y sienten que no pueden con todo, los entiendo.
Pero también, están equivocados.

Sean valientes.
Pero también, sean amables.
Todos estamos aprendiendo en el camino.

 

Añadir comentario

Comentarios

Todavía no hay comentarios