Quizá sea porque en pocas semanas cumpliré años me ha dado por escribir sobre la edad.  Hace poco leí un artículo en el Wall Street Journal que destacaba cómo las “Rich Italian Wives” se habían convertido en la nueva tendencia de moda: un verano de lujo despreocupado, en contraste con la sobriedad del llamado “lujo silencioso”. Según el artículo, los estampados atrevidos de Pucci, Missoni y Roberto Cavalli están por todas partes.  “Lo llevas puesto y piensas: ‘La vida es buena, pásame un Aperol Spritz’”

Para mí, Nonnacore es mucho más que un estilo de ropa; no es algo superficial, sino un estilo de vida.
Se inspira en las abuelas italianas, en su elegancia fresca y en una cualidad que lo define: la autenticidad y la alegría de estar vivos.

Porque lo esencial no es aparentar, sino saber vivir, agradecer cada día y disfrutar de lo cotidiano. La dolce vita!


Es aceptar la edad con gracia, vivir con propósito, seguir soñando y alcanzando metas.
Es una vida llena de color, elegancia y naturalidad, sin la presión de desafiar el paso del tiempo.

 

Viviendo en Europa, he podido notarlo de cerca. En playas de Francia o Italia, quienes muestran cambios físicos extremos o cirugías —no todos, pero en su mayoría— suelen ser turistas. En contraste, muchas mujeres europeas se muestran mucho más relajadas frente al envejecimiento natural. Se cuidan, claro que sí, y tienen a su alcance una gran variedad de productos —no en vano algunas de las marcas más reconocidas del mundo nacieron aquí—, pero aun así, se les permite envejecer con gracia y dignidad.

 

Trabajan duro, pero no se obsesionan consigo mismas. Su autoconciencia se lleva como una segunda piel, liberándolas para enfocarse en lo que realmente importa. 

Somos más amables y más pacientes a medida que envejecemos, y debemos aprovechar esa bondad. Como nos menciona Proverbios:
“El corazón alegre hermosea el rostro” (Proverbios 15:13).


Aceptar y disfrutar el paso del tiempo con elegancia refleja un corazón alegre y agradecido.

 

Si tienes 40, 50 o 60 + años, procuremos mantener la elegancia—y no me refiero a la ropa, sino a la actitud con los demás. La elegancia del alma. 

En ese espíritu, me reconozco. No quiero ser una mujer atrapada en la ansiedad de detener el tiempo. Quiero ser intelectualmente curiosa, comprensiva, compasiva, divertida y culta.

Te invito a celebrar conmigo, a disfrutar cada etapa de la vida y a reflejar la libertad de quien sabe que, de la mano de Dios, a cualquier edad estamos seguros y completos.